Me gusta caminar con la paciencia nutrida de esperanza
colocarme en lo alto de los días,
esperar el viento que desnude las tinieblas
y me traiga un paisaje de nubes diluidas.
El cielo es de un color extraño,
oscurece y hay luna llena …
todos los delirios están permitidos…
Entrego mi voz al vuelo de un ave,
me refugio en la aurora.
Es silencio alrededor, las estrellas, el agua y la calle.
Ya no recorro caminos sin final;
mi memoria quedo enterrada bajo la tierra
de una estrecha calle sin nombre.
La luz que me ocupa es deseable,
mi libertad un jardín oculto de belleza absoluta.
Al otro lado de las noches, me tiendo de cara al cielo
y sin prisa cedo al vértigo de los astros que contemplo.
colocarme en lo alto de los días,
esperar el viento que desnude las tinieblas
y me traiga un paisaje de nubes diluidas.
El cielo es de un color extraño,
oscurece y hay luna llena …
todos los delirios están permitidos…
Entrego mi voz al vuelo de un ave,
me refugio en la aurora.
Es silencio alrededor, las estrellas, el agua y la calle.
Ya no recorro caminos sin final;
mi memoria quedo enterrada bajo la tierra
de una estrecha calle sin nombre.
La luz que me ocupa es deseable,
mi libertad un jardín oculto de belleza absoluta.
Al otro lado de las noches, me tiendo de cara al cielo
y sin prisa cedo al vértigo de los astros que contemplo.
4 comentarios:
Esperanza fecundidad del amor, ya quisiera yo tambien tender mi cara al cielo y mirar sin prisa el hermoso bals de los astros...
Espero que esa serenidad y armonía se eternice en tu alma.
Tus metáforas son apasionantes.
Un beso.
Que tu caminar sea siempre así amiga del alma: luninoso, de ensueño y fantasía. Te quiero mucho, gracias por acompañar con tu sensibilidad el viaje sin principio ni final de este grupo de corazones.
Un fuerte abrazo
Carlos Eduardo
de los vértigos te puedo contar tanto, pero la siento menos cuando te leo me siento a mi misma
Gracias
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