Infranqueable muro que se levanta tras mis ojos,
hacia ti va dirigida esta oda.
Mantente firme ante el enemigo tembloroso;
que, aunque cobarde y traicionero,
es persistente y mentiroso.
No te doblegues a sus falsas palabras;
no desfallezcas ante su inquina mirada;
no permitas que penetre su hedor nauseabundo;
no te ablandes frente a su tenaz estocada.
De tu fuerza pende mi calma;
mi serenidad reposa tras tus piedras;
tu tenacidad es vital para mi alma;
tu rendición sería mi muerte.
El paraíso resplandece en el bendito silencio;
entre la crepitante multitud conspira el diablo;
en tu refugio encuentro la paz;
tu fortaleza es mi esperanza.
Cuando el fatal destino caiga sobre ti,
olvida mis pretenciosas ansias de vivir,
no me engañes con astutas palabras,
y déjame morir.
hacia ti va dirigida esta oda.
Mantente firme ante el enemigo tembloroso;
que, aunque cobarde y traicionero,
es persistente y mentiroso.
No te doblegues a sus falsas palabras;
no desfallezcas ante su inquina mirada;
no permitas que penetre su hedor nauseabundo;
no te ablandes frente a su tenaz estocada.
De tu fuerza pende mi calma;
mi serenidad reposa tras tus piedras;
tu tenacidad es vital para mi alma;
tu rendición sería mi muerte.
El paraíso resplandece en el bendito silencio;
entre la crepitante multitud conspira el diablo;
en tu refugio encuentro la paz;
tu fortaleza es mi esperanza.
Cuando el fatal destino caiga sobre ti,
olvida mis pretenciosas ansias de vivir,
no me engañes con astutas palabras,
y déjame morir.
3 comentarios:
Pedro qué palabras sentidas dentro de una oda que danza con el viento. Un fuerte abrazo hermano
Carlos Eduardo
tu fortaleza es mi esperanza, eso es bonito
Una poesia llena de sentimiento ...
Un abrazo, Pedro.
Buena semana.
Sill
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