Tiemblo por lo aún no deseado, premonición de sueños rotos…
Vivo adelantando domingos de marzo pero no me alcanza el destino para dibujarnos como quiero. Un telar de idas y venidas entreteje sigiloso la última despedida. Ambos sabemos que ahí está pero dejamos, que el tiempo la convierta en mentira.
Persisto en convertirme en lago insondable para que, cuando quieras, puedas verter tus caricias en mi fuente...
1 comentario:
La danza de las horas, meses que se agotan con el suspiro prolongado. Hay inviernos, caudales de rios sin nombre, senderos extraviados, madrugadas frías. Un boceto de la próxima madrugada perfilas siempre en tus palabras.
Un abrazo,
Carlos Eduardo
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